*Apuntes sobre la fundación de Fusagasugá, Cundinamarca. Son diversas las versiones que se difunden en torno a la verdadera fecha de fundación de Fusagasugá, razón por la cual he querido contribuir a hacer claridad en este tema. He realizado numerosas consultas bibliográficas de diferentes autores y narraciones que, al cotejarlas, han dado como resultado este resumen cronológico. El propósito es que sea de utilidad como aporte a la difusión de la memoria histórica de nuestra ciudad.
Por: Julio César Cortés Betancourt
Dejo a criterio de los lectores el análisis y conclusiones de estos hechos. Transcurridos 45 años del Descubrimiento de América, a la llegada de los conquistadores españoles Gonzalo Jiménez de Quesada, Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar a la sabana de Bacatá entre 1537 y 1539 la hoy región de Pasca, al sur de la Sabana, estaba habitada por indígenas de la Confederación Muisca
Pertenecían a la familia lingüística Chibcha, cuyo asentamiento mayor era este poblado como lugar de intercambio de mercaderías entre Muiscas, Panches y Pijaos. El resto del territorio de la hoy región del Sumapaz, lo ocupaban de manera dispersa los indígenas Sutagaos desde Subia, Usathama, Fusagasugá, Altagracia, Pandi y El Doa hasta Cunday, frontera con los Pijaos.
Pero al noroccidente su dominio no trascendía el límite del Río Chocho con la tribu de los Panches y su Cacique Tibacuy, siendo Fusagasugá un cruce obligado de caminos que facilitaba el intercambio comercial y político.
Apuntes sobre la fundación de Fusagasugá
Desde 1537 y por órdenes de Jiménez de Quesada, se realizaron varias expediciones de españoles a esta atractiva región. A su vez, algunos de estos comenzaron a habitar diferentes lugares de la región de Sumapaz, tratando de someter a los indígenas para aprovechar la mano de obra. Sin embargo, por varias décadas no les fue posible establecer en estos territorios indígenas un poblado de españoles también llamados blancos.
Promediando la segunda mitad del siglo XVI se intentó establecer entre los Ríos Guavio y Batán, un poblado para que habitaran allí los españoles. Se le dio el nombre de “Nuestra Señora de Altagracia de Suma Paz”, pero la ausencia de un número importante de indios para utilizar allí la mano de obra, no permitió su desarrollo.
Ello dio lugar a que los blancos se trasladaran a otros lugares, no sin antes destruir el poblado y se dispersaran por toda la región, lo cual dio origen al establecimiento de numerosos latifundios.
Desde aquella época, Fusagasugá ya aparecía referenciada en los libros de los cronistas y en algunos informes, como el de Don Diego de Torres, Cacique de Turmequé. Éste fue elaborado en 1586 y presentado al Rey Felipe II de España, donde se evidencia que los indígenas Sutagaos estaban regados por toda la región de Sumapaz y que, hasta el momento, no había sido posible concentrarlos para que vivieran en un lugar específico como un Resguardo.
En ese mismo año, el Cacique Don Alonso de Fusagasugá siguió juicio ante la Real Audiencia por la fuga de varios indios del pueblo.
Por esta razón, en el mes de enero de 1592, mediante Real Cédula, se dispuso la visita del oidor Bernardino de Albornoz, con instrucciones de poner fin a la dispersión de los indígenas de la zona y dar comienzo a su vida en policía a la usanza española. Es decir, como se denominaba el hecho de vivir en un poblado con calles y manzanas en torno a una plaza central y con una capilla para la enseñanza de la doctrina cristiana.
Pueblo Indígena Sutagao
El 5 de febrero de 1592 llegó el oidor Albornoz al asentamiento indígena donde hoy es Fusagasugá y ese mismo día, dando cumplimiento a la Cédula Real, ordenó que “se junten los indios”. Se ejecutó el mandato entre el 5 y el 13 de febrero, estableciéndose desde ese momento y definitivamente la vida municipal, característica que todavía hoy se mantiene.
En 1595, en la visita que practicara el Oidor Miguel de Ibarra al poblado de Fusagasugá, constató que había 759 indios y señaló la forma y condiciones del resguardo.
Los documentos que soportan este proceso, en el que se evidencia hasta el valor del tributo que debían pagar los nativos, se encuentran principalmente en el Archivo General de la Nación. Allí también reposan otras evidencias que demuestran la existencia de Fusagasugá como pueblo de los indígenas Sutagaos desde 1592.
Transcurrido más de medio siglo, en junio de 1658, el cura Andrés Méndez de Valdivieso mandó construir la primera iglesia. La segunda la hizo levantar el cura José Ramírez de Poveda en 1707 que duró hasta 1865.
Durante el siglo XVIII se produjo un aumento de la población mestiza, que continuaba ubicándose, en su mayoría, en la zona rural de esta región. En la visita del Oidor Joaquín de Aróstegui y Escoto del 12 de febrero de 1760, hizo la descripción de los indios que fueron 85.
El padrón dio 644 en 109 familias y por auto del día 19 de febrero de 1760 el Oidor Aróstegui reconoció las tierras adjudicadas por Ibarra y creó la casa hospital junto a la Iglesia y encargó al Cura Vicente de Fresneda.
Desde el 5 de febrero de 1592 habían transcurrido 180 años de existencia del Pueblo de Indios, hasta que en 1772 y, en razón al descenso de la población nativa y las complicaciones sociales y políticas hubo nuevo paso. Se produjo la solicitud de trasladar a los indios y formar el pueblo de blancos, pero la resistencia de los indios en voz del cura doctrinero no se hicieron esperar.
Nuevas diligencias
El 20 de noviembre de 1775, el célebre Fiscal don Francisco Moreno y Escandón fue comisionado por el Virrey José Manuel de Guirior para hacer una visita al Valle de los Sutagaos. Llegaron a Fusagasugá el 29 de diciembre de 1775 con el fin de controlar la tributación; dicho Fiscal vino a que se hiciera un informe y padrones de los habitantes de la zona certificándose la ruralización de los blancos y a consultar a los nativos de Fusagasugá acerca de su traslado a Pasca. Tenía el fin de brindarle a los blancos la opción de hacer parroquia o villa en el antiguo Pueblo de Indios de Fusagasugá.
Con este propósito, el 5 de enero de 1776, en la Hacienda “La Puerta”, el Corregidor Pedro Pérez de la Cadena, y los vecinos Luís Francisco Pérez y Francisco Lavao, presentaron el avalúo de las tierras de Fusagasugá en la suma de $300. comprendía el asiento del pueblo y agregando, de acuerdo con lo convenido, su parcelación en solares de 25 varas, trazados los de la primera cuadra de la plaza a $6,00, la siguiente a $5,00 y la tercera en adelante a $4,00
El 6 de enero de 1776, el Fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón, que se encontraba en la hacienda “La Puerta”, en su diligencia confirmó los resguardos adjudicados por Ibarra en 1595. Luego, fueron reconocidos por el Oidor Joaquín de Arósteguí y Escoto en 1760 a dicho pueblo, cuyo primer lindero eran las tierras llamadas “Bogotes”, “Uisme” y “El Chocho”, cuyo mojón está en la cabecera por la loma y cuchilla llamada Bogotá, a la parte norte hasta el río Fusagasugá que antiguamente se apellidaba Iza.
El 8 de enero de 1776, en la hacienda “La Puerta”, el Fiscal don Francisco Antonio Moreno y Escandón, teniendo en cuenta el aumento del vecindario y la disminución de los naturales, promulgó el Decreto de Extinción de los pueblos indios de Fusagasugá, Pandi y Tibacuy y su agregación al de Pasca, con la recomendación a los vecinos de solicitar la erección de parroquia en su reemplazo.
Dicho Decreto fue proferido por la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá. En un detallado informe del Fiscal Moreno y Escandón, da cuenta del estado de todos los pueblos del Partido de Fusagasugá, el cual dio origen al traslado a Pasca de los indígenas establecidos en Pandi, Tibacuy y Fusagasugá y se imparte la orden a Ignacio Pérez de la Cadena para que, una vez los indios fueran despojados de sus tierras y viviendas y fueran trasladados a Pasca; y procediera a rematar entre los blancos residentes en la zona, los solares o lotes habitados hasta ese momento por los nativos.
El mandato del traslado de los nativos a Pasca produjo una conmoción pacífica entre los nativos, en cuyo nombre los memorialistas profesionales redactaron varias protestas, que poco a poco obligaron al fiscal a prohibirlas por considerar que estos “leguleyos” explotaban a los nativos.
Al respecto, el cura de Fusagasugá, Francisco Escobar, presentó el 7 de marzo de 1776, un interesante alegato señalando los inconvenientes que se presentaban a los nativos por el traslado injusto a una tierra demasiado fría que no ofrecía garantías para los indios de esta región.
El 23 de marzo de 1776, El corregidor Pedro Pérez de la Cadena (Hermano de Ignacio), informó que los vecinos blancos esperaban la venta de lotes para hacer sus casas, a lo cual respondió el Fiscal Moreno y Escandón que a ninguno podía venderse más de dos solares y que se han de formar calles bien arregladas de un cuadro perfecto de largo y ancho, edificándose las casas en su debido buen orden dejando una plaza competente.
Dicho corregidor recibió autorización para proceder a la venta. El 6 de abril de 1776, fue comisionado Ignacio Pérez de la Cadena para hacer el inventario de la iglesia de Fusagasugá, acompañado del vecino Juan Bautista Zerrate.
El Cura Escobar la cerró y se opuso alegando la violación de domicilio por haberse instalado en el altozano y declaró que solo accedería cuando el obispo lo mandase. Informada la Audiencia se le contestó que el traslado podía hacerse sin intervención del cura, pero que este debía facilitar el inventario de los ornamentos por cuanto son de los indios.
El cura manifestaba que no se sometía a otra autoridad ni tampoco de juez laico, y lo acusaba de haberlo llamado “estólido e inculto paisano u orejón” y de haber hecho el inventario a la fuerza.
1776 - 22 de abril. - Estando en la Hacienda La Puerta (Propiedad de Salvador Rico), jurisdicción de la ciudad de Nuestra Señora de Altagracia, Ignacio Pérez de la Cadena recibió autorización para proceder al trazado y venta de solares de 25 varas en cuadro.
El 6 de mayo, víspera de la diligencia de trazado, Ignacio Pérez de la Cadena convocó a los vecinos del sitio del pueblo para medir la tierra y hacer la venta de solares.
El 7 de mayo de 1776, cuatro meses después de que el Fiscal don Francisco Moreno y Escandón promulgara el Decreto de Extinción de los pueblos indios de Fusagasugá, Pandi y Tibacuy. Y su agregación al de Pasca, se efectúa la diligencia de trazado de plaza, calles y solares del nuevo Pueblo de Blancos por parte de Ignacio Pérez de la Cadena, en la cual se levantaron las medidas de la plaza, siguiendo la orden de Moreno y Escandón para fraccionar las manzanas en cuadrados de 25 varas, registrando todo esto mediante levantamiento de la respectiva Acta de Trazado.
Nueve años después, la erección como Parroquia, ocurrió el 26 de febrero de 1785 y el 26 de noviembre de ese mismo año se consagró como Santa Patrona a Nuestra Señora de Belén.
Un siglo después, en 1885, se ubicó la cabecera vicarial en Fusagasugá y diez años después, por Decreto Departamental N° 290 del 20 diciembre de 1895. Fusagasugá fue erigida Capital de la Provincia de Sumapaz, provincia también creada por Decreto Nacional 489 de 7 de noviembre del mismo año, a su vez ratificada por Ley 162 de 1896