*Cayó, bandas delictivas, Zipaquirá. Son 9 los detenidos. Era una de las organizaciones más buscadas por la Policía y los organismos de seguridad de la ciudad y Cundinamarca.
Seis meses duró la persecución del grupo “multicrimen” que había sembrado temor dentro de amplio sector de la población a lo largo de los últimos tiempos.
Los señalan como posibles responsables de números hechos ilegales que, según las pruebas en manos de los organismos de inteligencia, podrían colocarlos tras las rejas por larga temporada.
El trabajo fue alimentado por la información y colaboración de la ciudadanía; mediante comunicaciones a través de las líneas oficiales recibieron valiosos datos con los cuales se armaron las pruebas.
Cayó poderosa bandas delictivas
Las tareas de seguimiento fueron activadas tras las primeras denuncias e informaciones recibidas por los organismos de seguridad del Estado a través de los canales habilitados para ello.
Esos registros iniciales fueron confrontados con otros que, poco a poco, fueron recibiendo las unidades de la Policía en Zipaquirá. Se dieron cuenta que la bandola estaba integrada por un número importante de personas, algunas de las cuales aparecían en diferentes eventos delictivos.
Los primeros pasos de los agentes no se detuvieron ahí. Indagaron sobre hechos similares registrados en poblaciones vecinas. Confirmaron que, en efecto, como lo sospechaban, podría tratarse de un mismo equipo delictivo.
Entonces, los rastreos empezaron a caminar sobre un terreno más firme. Se dieron a la tarea de individualizar a cada uno de los potenciales integrantes de la banda. Entre ellos se encontraban varias mujeres.
Determinaron los roles de cada uno de ellos; verificaron sus antecedentes tras lo cual los sabuesos lograron dfinir la “especialidad” individual de los hoy sospechosos. También le dieron forma al “organigrama” del combo delictivo.
Se dieron cuenta que cada uno de ellos se dedicaba con más efectividad en diferentes hechos irregulares. Sobre esas circunstancias le asignaron tareas a hombres y mujeres.
Así, sabían quién debía cumplir una misión específica según los objetivos: robo de viviendas, al comercio, vehículos, a personas y a otros eventos “rentables” para el crimen.
El golpe final
Una vez los investigadores de la Policía estuvieron seguros de tener en sus manos las pruebas suficientes, planearon el siguiente paso. Programaron los allanamientos y operativos de capturas, procedimientos que se cumplieron de acuerdo a los convenido.
Les “cayeron” a sus “guaridas” y en ellas encontraron más pruebas; todas comprometedoras: armas de fuego de diferente calibre; municiones, estupefacientes, celulares y otros elementos con los cuales desarrollaban sus cometidos delictivos.
Confirmaron que, en efecto y como ya los habían determinado, el grupo actuaba en poblaciones vecinas de la Sabana Centro e, incluso, más allá de su territorio.