Interceptaciones telefónicas comprometerían más al también exalcalde de Zipaquirá, Cundinamarca; el material dejaría en evidencia que trató de “cuadrar” testigos para “zafarse” de las acusaciones por presunta corrupción.
El material es producto de trabajo electrónico el cual demostraría que José Caicedo Sastoque, habría tratado de organizar a su favor las declaraciones de algunos testigos ante la Corte Suprema de Justicia.
La maniobra que tiene en jaque el exrepresentante de Cundinamarca está relacionada con un contrato del 2.007 para desarrollar obras por $834 millones, cuyo manejo estuvo a cargo de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Zipaquirá, EAAAZ.
Dice la publicación del portal de noticias de El Espectador (autor de la investigación periodística) que, “según documentó la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, los estudios técnicos y de suelos que soportaron ese negocio no fueron “cabalmente serios, rigurosos ni completos”, las obras quedaron inconclusas y, además, no se encontraron soportes para justificar las tres adiciones del contrato”.
Muy a pesar de esos señalamientos, subraya la misma publicación, José Caicedo insiste en su inocencia, pese a lo cual la CSJ le dictó medida de aseguramiento hace pocos días.
Para la administración de justicia colombiana, existe el riesgo de que el excongresista pueda incidir en el futuro de las investigaciones y en el mismo proceso, razón por la cual decidió su detención domiciliaria. (Ver: Prisión domiciliaria para Representante y exalcalde de Zipaquirá, José Edilberto Caicedo )
Fundamenta lo anterior en indicios que habría alcanzado mediante trabajo adelantado por agentes especiales bajo el encargo de conocer toda la verdad sobre los posibles hechos de corrupción, y lo que comenzó a moverse tras las denuncias iniciales.
Dice la Corte que sus sospechas cobraron fuerza el 23 de agosto del 2.017 cuando “Luz Stella Jiménez y José Eduardo Contreras, a la sazón gerente y subgerente operativo de la EAAAZ, respectivamente, se excusaron de comparecer como testigos a la diligencia que había programado el alto tribunal en este caso alegando compromisos laborales y razones de fuerza mayor”.
El escenario no convenció a los magistrados; resulta que, “paradójicamente”, las dudas de que algo no “cuadraba” en las declaraciones surgieron en voz del mismo acusado (Caicedo Sastoque) y su defensor (Saúl Orlando León).
Le “informaron a la Corte esa misma mañana de agosto que tenían conocimiento de que los testigos citados no asistirían a la declaración y que ambos habían presentado unos memoriales para excusarse”.
Interceptaciones telefónicas
El problema es que hasta ese momento la Secretaría de la Corte no había recibido documento o excusa alguna; entonces, ¿Cómo supo Caicedo Sastoque que los testigos no iban a ir?, “se preguntó” la CSJ.
Así y con esas inquietantes dudas ordenó interceptar los teléfonos del Congresista, al igual que el de la gerente de la EAAAZ, Luz Stella Jiménez, y de José Eduardo Contreras, subgerente de la misma empresa, ambos subalternos suyos para la época de los hechos.
“Fue así como se descubrió que el poderoso representante a la Cámara los habría “direccionado” para pedirles que no comparecieran ante la Corte”.
Las conversaciones entre Caicedo y los testigos fueron captadas mediante interceptaciones telefónicas ocurridas los días 27 y 30 de octubre y 2, 8, 9 12, 13 y 14 de noviembre de 2017, días previos a la diligencia judicial.
“En algunos de estos diálogos también intervino Saúl Orlando León, asesor jurídico del congresista en su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL)”, agrega la publicación de El Espectador.
“Contrario a lo afirmado por la defensa técnica, la Sala observa que tales conversaciones sí estuvieron probablemente encaminadas a inducir a los testigos a comportarse de manera desleal o reticente o, cuando menos, a obstaculizar el debido ejercicio de la justicia”, advierte la Corte.
Una de esas conversaciones (30 de octubre 2017), realizada por la exgerente de la EAAAZ, Jiménez Ballén, le advierte a José Caicedo sobre una nueva comunicación de la Corte a ella.
“Es que le quería comentar un tem;, revisé mi correo, me mandaron el oficio que estaba pendiente (…) Sumercé me dirá qué hago”, le dice. Él le contesta que primero va a hablar con su abogado.
Con lo anterior la CSJ tuvo argumentos para calcular que era evidente la subordinación del par de exfuncionarios para con su antiguo Jefe.
Otra llamada (2 de noviembre 2017) realizada por el asesor del Caicedo, Saúl Orlando León, al exgerente de la misma empresa, José Eduardo Contreras, deja más argumentos para el desarrollo del caso.
Éste (Contreras) se quejó de que no le habían entregado las declaraciones de otros dos testigos, documentos necesarios para uniformar declaraciones de tal forma que éstas coincidieran.
“Al fin no me pasaron nada de lo que dijo Luis Carlos, ni Gloria Leticia”, le dice el exsubgerente al abogado León. Y éste responde: “¿Y sumercé dónde está mañana? Yo hablo con él y me entregará los documentos que requiera estudiar”.
Sobre la estrategia de aparentemente manipular los testigos para favorecer a Caicedo, habría más evidencias.
Posteriormente, el 8 de noviembre de 2017, “Luz Stella Jiménez llama al congresista para pedirle el teléfono de Saúl León, su asesor en la UTL”.
Caicedo le suministra el número y, enseguida, ella le pregunta: “¿Cualquier cosa con sumercé por acá (por este teléfono), mejor con él?”. A lo que el parlamentario le responde: “No, no se puede”.
“La exgerente le refiere a Caicedo que Saúl León no la había llamado la noche anterior para “definirle” un asunto y que ella tenía un viaje pendiente. El representante le contesta muy enterado: “No, hoy no es la audiencia, es según creo el 24”.
Por lo anterior la Corte estima que hay evidencia de que, a esas alturas, ellos ya sospechaban que podrían estar interceptándoles las conversaciones telefónicas.
A día siguiente (9 de noviembre), efectivamente se dio el encuentro entre la exgerente Jiménez y el asesor del exrepresentante Caicedo; a la casa de la primera acudió el abogado Saúl León con el propósito de instruirla sobre lo que tenía que decir ante la Corte.
Lo anterior pudieron comprobarlo, según deducen los investigadores, mediante charla entre estos mismos actores, diálogo telefónico ocurrido el 14 de noviembre. Ese día Luz Stella Jiménez debía acudir a la CSJ para ampliar sus declaraciones.
Relata El espectador que la charla entre el abogado y la exgerente ocurrió a las 6:39 de la mañana; Saúl León la llamó:
—Doctora, buenos días, habla con Saúl. ¿Cómo va?
—Bien, sumercé no me escribió anoche nada.
—¿Recuerda que nosotros habíamos quedado que nos veíamos temprano, que nos encontrábamos antes de la diligencia?
—No, sí, pero quedó que usted me confirmaba.
—No se preocupe, tranquila, ¿a qué horas más o menos cree que está por aquí?
—8:30 a. m. por tarde.
—Bueno, no se afane, ya mismo le aviso al doctor Caicedo.
—¿Qué hago, a dónde llego?
—Acá al centro, donde tiene la diligencia, cuando esté llegando nos encontramos, ¿vale?
—Ah, bueno, ahí en un OMA.
Más deducciones de la Corte Suprema
Esa circunstancia llevó a la CSJ a calificar como inaceptable el hecho de que, “en medio de un expediente así de delicado, el hoy excongresista José Edilberto Caicedo, directamente o a través de un intermediario, tenga contacto con los testigos en su caso”.
“No es de ningún modo admisible que el procesado hubiera mantenido contacto permanente con los testigos para coordinar la comparecencia de los mismos a las diligencias y, al parecer, para direccionar el contenido de las declaraciones juradas, como se infiere en principio del contenido de las interceptaciones ya reseñadas”, explicó el alto tribunal.
Los días siguientes continuaron registrándose encuentros entre los defensores de Caicedo y los testigos en el caso, “incurriendo así en un proceder inadmisible” y en un “escenario de manipulación de testigos”.
Posteriormente y para explicar lo anterior ante requerimiento de la Corte, el ya excongresista suministro explicaciones “exóticas”. Le dijo a los magistrados que “el objetivo de sus contactos con los testigos era asegurar su comparecencia ante la justicia”.
Como si fuera poco el mismo Caicedo Sastoque incurre en un “lapsus” que terminó por argumentar la hipótesis de la Corte, en el sentido de que sí estaba manipulando a los testigos:
“Las llamadas que yo le hago al doctor Eduardo (Contreras) son absolutamente previas a la audiencia, son llamadas faltando dos meses, para que él se reúna conmigo y miremos qué vamos a organizar de lo que él tiene que decir”.
“Y, para rematar, sobre el encuentro de Saúl León, subalterno de Caicedo, y la testigo Jiménez, el 14 de noviembre de 2017 en un OMA del centro de Bogotá, para la Corte es obvio que lo que se pretendió fue organizar un relato favorable al representante, quien negó haber asistido a ese encuentro”.
En ese marco y con esos antecedentes, el caso contra José Caicedo continuará en manos de la Fiscalía y en responsabilidad de la justicia ordinaria, debido a la renuncia del excongresista a su curul como Representante a la Cámara por Cundinamarca.
La nota de El Espectador sobre su investigación materia de la nota periodística fue titulada: Las interceptaciones que delatarían al excongresista José Edilberto Caicedo
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