Nada se sabe sobre la suerte legal de los presuntos autores del asalto después de su detención. De momento no hay pronunciamiento de las autoridades en Zipaquirá, Cundinamarca, a quienes les corresponde tomar decisiones al respecto.
La víctima de turno, un trabajador quien se dirigía a cumplir sus obligaciones, pasó a ser un número más en los registros de casos relacionados con la inseguridad en la Capital Salinera, Sabana Centro.
Salió de madrugada a cumplir con sus deberes cuando fue sorprendido por una pareja de jóvenes. Con puñaleta en mano lo obligaron a entregarles dineros y objetos de valor. Menos de una hora después, en rápido búsqueda, fueron detenidos pero, luego, los dejaron libres por ser menores de edad.
El caso se presentó las últimas horas hacia las 3 y 48 de la mañana (un día a comienzos de diciembre), pero fue sorprendido por una pareja que lo acorraló, violentó y obligó a entregarle los elementos que portaba.
Llevaba consigo la maleta propia de quienes se caminan a trabajar; en ella guardan sus pertenencias y otras cosas que les facilita sus compromisos laborales.
Tomó su ruta acostumbrada pero, cuanto transitaba por el centro de la ciudad, fue interceptado por un par de jóvenes; los dos, un hombre y una mujer, bajo amenaza con arma blanca le pidieron que entregara sus pertenencias. Así lo hizo; no tenía más alternativa. Su prioridad era proteger su vida.
Zona de riesgo
El sector donde sucedieron los hechos es una área vista con preocupación por quienes deben caminar, especialmente en las noches y madrugadas, como le ocurrió en esta oportunidad a la presa de turno.
Aún no se sabe cuántas personas han sido atracadas en ese punto. Se trata de varias cuadras a la redonda del centro de la ciudad. Esta vez ocurrió sobre la calle cuarta entre carreras novena y décima. “Me prendieron a cuchillo y se me llevaron la maleta, el anillo de matrimonio, el reloj, la billetera, el celular”, narró en mensaje a través de las redes sociales. Su intención es prevenir a otras personas sobre el peligro que enfrentan al utilizar esas vías.
“Porfa, me ayuden a compartir. Muchachitos, ayer a las tres y cuarenta y ocho de la mañana yo salía para el trabajo. Frente a discos (…) calle cuarta entre Carreras, novena y décima, Zipaquirá”, comenta para alertar sobre el peligroso sitio.
Consumado el atraco, la víctima comenzó su propia investigación; su intención era perseguirlos y hacerlos detener. Regresó a casa, tomó su vehículo e inició prudente ronda por el sitio donde había sido atracado. Ubicó a sus verdugos. “… estaban sentados a dos cuadras donde me atracaron (&xx%@!xx) de la risa”.
Luego, sin pérdida de tiempo, se dirigió a la Estación de Policía. Recogió tres uniformado. “… les dije dónde estaban. Verificaron por las cámaras de seguridad y sí; efectivamente estaban ahí. Entonces el Policía me dijo, corre al carro para allá, vamos en la patrulla. Le dije, no señor, necesitamos es cogerlos”.
Efectivamente, tal como se lo había propuesto, el par de jóvenes pero expertos atracadores, fueron detenidos por los uniformados. Horas después, por razones aún no conocidas oficialmente, según versiones de testigos, el hombre y la mujer regresaron a las calles.
Ante esa circunstancia, la víctima lanza nuevo llamado: “Hoy la víctima, (…) fui yo; mañana puede ser usted, un hijo, una esposa, cualquiera de nosotros los conductores. Dicen vivir en Santa Isabel, pero ahora juntos me resultaron menores de edad”, concluyó narrando la víctima.
*Noticia en desarrollo…